Subir a la Cruz de Abanto ha sido una tradición desde que se colocó. Los años 80 y 90 acogieron, al menos, una festividad cada año, hacia mitad de agosto. La carne asada, la música con la charanga y el buen humor hacían el resto. Tristemente, este buen hábito se perdió.
La Cruz de Abanto se levantó en los años 80. A ese momento corresponde esta primera imagen que fue publicada en el libro Cultura popular de la Comunidad de Calatayud: arquitectura popular, tradición oral, fiestas y costumbres de la comarca de José Ángel Urzay Barrios en 2006.
Desde lo alto de la Cruz se puede ver Abanto y su pantano.
Gracias al zoom nos podemos acercar un poco más a las casas de Abanto y entrever la vega de Pardos.
Las nubes pueden ayudar a crear cuadros de luz distintos.
También se puede apreciar parte de lo que ya es el Campo de Daroca.
La Cruz emerge soberbia en lo más alto del cerro.
La ermita de los Santos Mártires, San Fabián y San Sebastián, se puede contemplar desde uno de los costados de la Cruz.
En esta toma parece como si el sol se hubiera quedado únicamente para iluminar Abanto.
El tamaño de la Cruz se puede comparar con el de una persona en esa toma.
Al fondo se vislumbra la entrada a Pardos.
Desde la Cruz también se puede ver el inmenso Pantano de la Tranquera y, si el tiempo acompaña, el Moncayo. 
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