29 de julio de 2009

Un paseo por Pardos (artículo de 2005)

En 2005 se publicó un breve artículo de opinión en La Crónica de la Comunidad de Calatayud sobre Pardos. Los años han pasado y el encanto y los paseos por Pardos, afortunadamente, se han conservado y prodigado gracias a la eficiente labor de la Asociación de Amigos de Pardos.

Últimos paseos por los vestigios de Pardos
LUGARES CON ENCANTO
No solo los paisajes naturales tienen sus encantos, también las obras que ha construido el hombre. También allí, el paso del tiempo hace mella y los transforma a su antojo, sobre todo una vez que el propio ser humano les da la espalda. Pardos fue hace no tanto un núcleo urbano dependiente de Abanto donde convivían decenas de familias. A comienzos de la mitad del siglo XX estaban censados 335 habitantes, el número fue descendiendo al mismo tiempo que se fortalecían las comunicaciones pero se dejaba de lado este pueblo.

«Aquí no construyeron la carretera y la gente se marchó», explica ahora José María Tornos, uno de los últimos vecinos en abandonar el municipio, en este caso para marchar a Acered.

En Pardos se conservan las ruinas de la iglesia, el colegio o las casas de la plaza. «La fuente de la chaparra —por la que todavía fluye el agua— llamaba la atención de todos los que venían al pueblo, por lo bonita que era, con el árbol clavado en lo alto de la roca», recuerda todavía José María. En las fachadas de la casas llama la atención el enganche de la luz.

Precisamente cuando instalaron el tendido eléctrico se marcharon los últimos vecinos del municipio. Posteriormente se ha mantenido la tradición de acudir una vez al año para celebrar las fiestas en la plaza. Posteriormente, hace una década, estuvo residiendo allí un noble inglés, que aseguraba ser descendiente de los Austrias.

R. C.
La Crónica de la Comunidad de Calatayud

27 de julio de 2009

Un archiduque en Pardos

Adjunto un artículo publicado en su día en EL PERIÓDICO DE ARAGON sobre Hugo de Habsburgo, el archiduque austriaco que vivió un tiempo en Pardos.


Un supuesto archiduque de Austria busca la armonía interior en Pardos

Hugo de Habsburgo pinta serpientes y escribe sobre botánica en el pueblo que fue abandonado por sus habitantes hace 25 años por no tener carretera.
Va de tirolés, sombrerillo de fieltro, chaqueta verde de lana austriaca, con pasamanerías y bolsillos falsos, las medias de lana sobre el pantalón, a juego. Pero gesticula como un californiano y ensambla y separa las manos para explicar que Dios no es otro ser colocado fuera del universo, sino que forma parte inseparable del todo. ¿Cómo lo habrá averiguado?

Hugo von Habsburgo podría muy bien ser archiduque de Austria, como dice, porque ese título lo comparten todos los descendientes de la familia imperial. Y aunque los expertos aseguran que «hay mucho pariente lejano sin derecho dinástico, mucho impostor», reconocen que, por ejemplo, en la provincia de Lérida viven actualmente «dos auténticos». Cuentan que la Guardia Civil le trata de usía. Hugo no tiene patillas de Francisco José, pero luce una barba idéntica a la de Carlos I, el Habsburgo más eminente de la historia. Si este se dejó retratar por Tiziano, su descendiente no permitió fotos. El señor Manuel, que vive en Abanto, le dejó hace un año su casa de Pardos y el huerto, situados ambos al final de la calle Mayor del pueblo abandonado. En la puerta, un aviso: «Solamente Dios es bienvenido». Y otro, más inquietante: «Peligro, hay serpientes dentro», con la camisa seca de una culebra clavada. Hugo von Habsburgo es un virtuoso pintor de serpientes y tiene encantados a los pueblos, Abanto, Cubel, Campillo y Nuévalos, donde impartió clases gratuitas de inglés a los muchachos. Con más paciencia que su paisano Wittgenstein, quien en los años 20 abandonó Cambridge para ir de maestro a dos aldeas austriacas.

En los pueblos le quieren y le respetan. Una mujer de Cubel lo describe como «flamenco, con buenas piernas». El archiduque es un caminante de la Sierra de Pardos donde recopila datos para un libro de Botánica. Le dijeron en Abanto una vez si no era muy atardecido para regresar al pueblo solitario y respondió que aquel camino era para él mejor que una ópera en Viena.

Pardos era un pueblo de 300 habitantes que quedó abandonado hace 25 años porque no tenía carretera. En la época en que todos se compraban coches, los vecinos se dispersaron por los pueblos de alrededor y ahora cuidan el cementerio, impecable y encalado, y acuden todos los años a la ermita de la Virgen Guía del Guerrero. En la romería del primer domingo de junio, Hugo de Habsburgo declinó comer aquellos chorizos a la brasa y se alimentó de queso. Se denomina vegetariano y panteísta, además de archiduque, aunque dice que rechaza las etiquetas, a las que considera etiquetas urbanas. Conoció el pueblo en una de sus estancias en el hotel del Monasterio de Piedra.

Al preguntarle dónde nació, respondió airado que está harto de visitantes que llegan a él con interrogaciones superficiales. «Si una gota cae en el océano. ¿Qué sentido tiene preguntar en qué punto ha caído? No se puede meter el mar en un vaso de agua». Representa algo más de 40 años, pero aclara: «Soy tan viejo como el Universo, estoy inmerso en él». Le habían regalado esta semana «una col rizada» y le dio pena comerla, de modo que la enterró como una amiga que se le hubiera muerto. Lo contaba él mismo, el viernes, ante un perro de Cubel que va y viene de su dueño hasta él, a días y una gallina que tiene un lacito anudado al cuello. También le regalaron una cabra. Aseguran que hasta su casa baja una zorra del monte a la que da de comer. «Animal que ve, animal que no mata», dicen en los pueblos, arrobados.

Pero cualquiera le pregunta a él. Hugo no soporta que se ponga en duda su autenticidad como archiduque, ni su alcurnia. «Pues claro que cayó el Imperio austriaco, pero queda la familia», aclaraba con un punto muy intenso de ira. Lo último que se sabía de los Habsburgo por los libros de historia es que Hitler abortó la pretensión de esa dinastía a restaurar el trono de Austria. Lo ocuparon desde el siglo XIII hasta 1918, y en dos centurias como emperadores. Un hermano de Hugo, que vive en Estados Unidos, le envía ayuda. El mismo viernes llegaba un coche con matrícula de Francia a visitarle. «Tengo la gripe y mi casa está llena de microbios», dijo. Celoso de su intimidad, no ha dudado en conceder una entrevista en exclusiva a un diario aragonés, y aparecer vestido de película de Heidi en el programa de Rafaella Carrá. Todo lo contrario de Wittgenstein.
Pero, como el filósofo, vive en el filo de las contradicciones: tirolés y yanki, panteística y dinástico, único habitante de un pueblo aragonés abandonado y archiduque de Austria.
Roberto Miranda
El Periódico de Aragón, 26 de febrero de 1995

Callejeando por Abanto

Adjunto unas fotos encontradas al pasear por nuestro pueblo.

Entrada de la peña El Desajuste


Imagen de la Virgen situada en la fachada de una casa

Esbarizaculos por el que tantas veces nos hemos tirado

Curiosa inscripción y aviso para navegantes

Pintadas que todavía se conservan junto a la plaza

17 de julio de 2009

La Paridera es fiesta (2006)

La Paridera es quizá la peña con más ambiente tanto de noche como de mañana. El sábado de San Esteban es tradición realizar una degustación de machacaos. Muchos la hemos probado, con mejor y peor suerte. Dejo aquí algunos momentos de las fiestas de 2006.


Haciendo tiempo para empezar con los machacaos


Una, dos y...

¿Otra vez los mismos?

Venga, venga, otra rondita...

Alguno va a estrujar el machacao

Tod@s quieren participar, es una tradición


Y cuando llega la mañana... algunos intrépidos nocturnos son acogidos con amabilidad para degustar unos buenos huevos fritos en La Paridera.
Alberto se encargó de preparar los huevos. ¡Tiembla, Arguiñano!
Rubén posa con su sonrisa y buen humor habitual

¡Esas puntillitas, Alberto!

Huevos fritos, caña y tertulia animada al punto de la mañana

Raúl, el eficiente camarero

Comienza la "borrosa diana" mañanera

¡Vaya quinteto! Cada uno a lo suyo: sin desperdicio

A dormir, que ya es hora

16 de julio de 2009

Juegos tradicionales (San Esteban, 2006)

El último día de las fiestas de 2006 hubo juegos tradicionales en el Frontón aptos para todas las edades. Subo unas cuantas fotos de interés.

Los peques y el pañuelo ante la atenta mirada de padres, abuelos...

¡Quién no jugaría con globos de agua!

El momento más esperado: el tiro soga

Las mujeres también participaron y demostraron su buen hacer

Maridos y amigos apoyaron de todas las maneras posibles

¡Esos valientes!

Comentando la jugada desde la banda

Tira, tira, tira

Casi está ya...

Carrera de cuchara con huevo

Todos participaron de una u otra manera

Casi todo vale con tal de llegar a la meta

7 de julio de 2009

Presentación

Hoy se crea una nueva sección por aclamación popular. Su nombre es Abanteños por el mundo, y pretende recoger imágenes tomadas por gente de Abanto en los diferentes lugares del planeta. Puede ser su lugar de residencia habitual, ocasional... un viaje de novios, unas vacaciones, un viaje de trabajo..
¿Quieres que tu foto sea publicada? Mándala a vhernando010@gmail.com y le daremos cancha en este apartado. Muy importante: pon tu nombre y una pequeña reseña sobre la foto (cuándo fue tomada, quién la hizo...).




2 de julio de 2009

Julio de 2009

Actualización de la web:
  • Información sobre la muralla ciclópea de Pardos.
  • Actualización de noticias del mes de junio.
  • Gracias a Leticia, por fin hemos completado el listado de los alumnos de la foto de la escuela de Abanto de 1957.

Una muralla ciclópea en Pardos

Reproducimos a continuación un trabajo presentado en el III Encuentro de Estudios Bilbilitanos, Actas, I, Arquelogía, Geografía, Arte, Centro de Estudios Bilbilitanos, Zaragoza, 1992, págs. 73-79.

El hallazgo de la muralla que en esta comunicación describimos es en parte casual, pues es debido a nuestra búsqueda sistemática de restos arquitectónicos medievales, en especial fortificaciones de época musulmana. Con ese fin visitamos el pueblo hoy deshabitado de Pardos, en la comarca de Calatayud, y efectivamente encontramos restos de unos torreones tal vez musulmanes y en todo caso medievales. Pero más nos impresionó lo que queda de una muralla que podemos calificar de ciclópea (estimamos que alguno de sus sillares puede pesar más de dos toneladas) claramente anterior a la Edad Media.

Consultando los trabajos publicados recientemente por Francisco Burillo y Ángel Aranda¹ sobre doblamientos de la Antigüedad en esta zona no hallamos ninguna referencia a Pardos, así como tampoco en otras publicaciones sobre arqueología a nuestro alcance, por lo que consideramos oportuno dar a conocer el hallazgo en el marco de este Tercer Encuentro.

Pardos es citado por Madoz (1845-1850) como lugar con Ayuntamiento, 30 casas, 24 vecinos y 116 almas, mientras que en la Gran Enciclopedia de Aragón (1982) se le atribuyen 335 habitantes, dato evidentemente desfasado, pues el pueblo se abandonó, como otros tantos, en la década de los 60. Carece de carretera y el acceso se efectúa por pistas de tierra desde Acered, Cubel y Abanto, a cuyo término municipal hoy pertenece.

El pueblo se asienta en un pequeño desfiladero formado por un barranco, que tras cortar unos cerros calizos desemboca en el arroyo de la Veguilla, afluente del río Ortiz, afluente del río Piedra a su vez afluente del Jalón. En esa zona de la rama castellana del Sistema Ibérico, llamada precisamente Sierra de Pardos, las alineaciones llevan la dirección NO-SE. Aquí se sitúa el contacto entre el Paleozoico (Cámbrico de pizarras y cuarcitas al NE del pueblo) y el Mesozoico (Triásico Medio o Muschelkalk de calizas, calizas dolomíticas y arcillas al SO). Estas calizas forman el cerro alargado en dirección NO-SE en cuya falda se asienta Pardos. En dirección NE al otro lado de una loma nace el barranco de Val de Pardos que se une al de Acered, afluente del Jiloca.

Es pues esta zona un lugar de comunicación entre el largo valle del Jiloca, con numerosos asentamientos prerromanos, y la zona del Piedra, también entonces poblada. Incluso esta comunicación parece más practicable a pie que la que hoy posibilita para vehículos la carretera entre Cubel y Morata de Jiloca. La importancia estratégica del poblado de Pardos es pues evidente, al situarse en el desfiladero que controla el paso entre el valle del Jiloca y la cuenca del Piedra.

Otro tema, más difícil de constatar, es el de los posibles medios de subsistencia del asentamiento. Su elevada altitud (1025 m) y la escasez de agua (a pesar de contar con una buena fuente en el mismo pueblo) no lo hacen muy apropiado para la agricultura, por lo que pensamos más bien en una economía ganadera.

Ya hemos dicho que en la falda de un cerro alargado de calizas, se asienta Pardos. Es en lo alto de este cerro, o más bien espolón, en dirección NO-SE, es rebajado y cortado al SE por el barranco y en su cima, al NO, por un foso evidentemente artificial, sobre uno de cuyos lados, el SE, se levanta la muralla objeto de nuestra comunicación.

El presente foso presenta una anchura media de 9 metros, unos 20 de longitud y una profundidad difícil de determinar por la erosión de los flancos y el relleno del fondo. Sí parece advertirse una especie de cresta natural central, como si el foso estuviese ese constituido por dos «subfosos», uno más próximo al poblado y otro tras la «cresta» central.

La muralla obviamente se alza sobre el lado del foso que forma parte del extremo del espolón, donde en buena lógica se asentaría el poblado. Este espolón, con forma aproximada de triángulo alargado (NO-SE) no presenta restos de muralla en el lado NE, pues probablemente el escarpe rocoso natural no la hizo necesaria.

El tramo mejor conservado de muralla es el del foso (dirección NE-SO) con una longitud de unos 20 metros. Pero quedan restos, al menos tres zonas, en el lado SO, que aunque con fuerte pendiente, no constituye una muralla natural, como el lado NE. El vértice SE de este «triángulo» también presenta una fuerte y abrupta caída hacia el barranco, no observándose restos de muralla, también quizá por ser ahí innecesaria.

El tramo de muralla del foso presenta un pequeño quiebro en planta, dirigiéndose 8 m desde el NE con orientación de 220º y tras sobresalir 70 cm hacia el NO continúa unos 13 m con orientación 190º. La anchura media en esta zona es de 2 m estando formada la cara exterior por dos grandes bloques de caliza y la zona interior por piedras de menor tamaño asentadas con barro. Los bloques exteriores presentan hacia el foso una cara más plana y más irregular hacia el interior. Sus formas, como es normal, se aproximan al paralelelípedo, tendiendo los de la zona inferior a la forma cúbica (80 x 80 x 115 cm; 80 x 90 x 140 cm), mientras que los situados a más altura presentan una forma más alargada, en sentido horizontal (80 x 50 x 200 cm). Muchos de estos bloques sobrepasan la tonelada, llegando algunos al peso de dos toneladas.

La altura media conservada de este tramo de muralla es de unos 3 m. En la zona SO la muralla se ha desmoronado en su mayor parte, por estar situada en pendiente, quedando no obstante tres pequeños tramos con bloques de dimensiones semejantes a los anteriores (40 x 40 x 100 cm; 50 x 50 x 115 cm). Algunos bloques desprendidos de este tramo se encuentran al fondo de la ladera.

En toda esta ladera, cubierta por arrastres, se observan en superficie numerosos fragmentos de cerámica, si bien de muy pequeñas dimensiones. Desde algunos muy toscos, tal vez de la Edad del Hierro, hasta otros vidriados medievales y modernos; llaman la atención algunos trozos de cerámica fina decorados con pintura ocre rojiza, a veces con dos tonos, formando bandas horizontales o esquemas geométricos, como semicírculos concéntricos. Estos últimos fragmentos parecen ser de época celtibérica, época en la que presumiblemente se construirían el foso y la muralla, sin descartar por ello una posible presencia humana anterior ni, por supuesto, una continuación de la misma, pues aún quedan muchas casas en pie. En todo caso nuestro propósito ha sido únicamente dar a conocer la localización de este poblado y los restos de sus murallas, y proponer la realización de un estudio más detallado que debería incluir excavaciones.
Agustín Sanmiguel Mateo
Ana Isabel Pétriz Aso
José María Establés Elduque
Notas:
¹ Burillo Mozota, Francisco: El Valle Medio del Ebro en Época Ibérica. Contribución a su estudio en los ríos Huerva y Jiloca Medio. Institución «Fernando el Católico». Zaragoza, 1980. Aranda Marco, Ángel: El Poblamiento Prerromano en el Suroeste de la Comarca de Daroca (Zaragoza). Centro de Estudios Darocenses. Daroca, 1986.
A continuación se presentan tres imágenes que acompañaban al estudio. La primera es un alzado de la muralla desde el NO, la segunda son fragmentos de cerámica y la tercera es un croquis desde el SO.