12 de marzo de 2009

Manuel Muñoz Cetina, El Tuerto de Abanto

(2 de diciembre de 1879-29 de marzo de 1943)

En Abanto, bello pueblecito situado sobre una colina y en la orilla derecha del río Ortiz, tributario del Piedra, río que imprime tanta belleza con sus cascadas al Monasterio de igual nombre, el día 2 de diciembre de 1879 tuvo lugar el nacimiento de Manuel Muñoz Cetina, al que se le llamó «El Tuerto de Abanto» por haber perdido un ojo en circunstancias parecidas a las de «El Tuerto de las Tenerías», pues si este sufrió las consecuencias de la herida provocada por una «china», aquel fue víctima de la lesión producida por un «pajazo».
Incluimos a este cantador en el capítulo dedicado a la jota en Calatayud porque, en realidad, fue en esta ciudad del Jalón donde más se le vio deambular en compañía de dos joteros bilbilitanos: «El Bolero» y Dámaso Salcedo, y más tarde con el jovencísimo Manolo Navarro, el de «La Bartolina», al que también dedicamos su correspondiente biografía. Aparte de esto, su vida y su muerte están íntimamente ligadas a Calatayud.

Manuel era grueso de cuerpo y bajo de estatura, más fuerte que un roble. De carácter alegre y abierto, siempre estaba dispuesto a complacer a todo el mundo. Poseía un feliz y rápido ingenio, razón por la cual en un santiamén desgranaba una serie de coplas de su invención que atraían por su gracia unas veces y otras por su desenfado, sin que jamás estas últimas resultaran innobles, pues siempre sabía hasta dónde podía llegar con su inventiva sin molestar a nadie.

Las primeras manifestaciones joteras de Manuel Muñoz datan de su mocedad, cuando dedicado a las faenas agrícolas iba cantando copla tras copla con hermosa y potente voz. Muy pronto se dio a conocer en público, trascendiendo su valía y su popularidad a tal punto que rápidamente salió contratado a diferentes poblaciones hasta que, al fin, llegó a recorrer toda la geografía peninsular, con lo cual Calatayud dejó de ser para él la gran ciudad de su niñez y de su adolescencia.

Buscando mejor fortuna, «El Tuerto de Abanto» se trasladó a la Ciudad Condal, donde consagrose como gran intérprete de la jota. Actuó en toda clase de actos joteros dejando siempre pruebas evidentes de su recia personalidad. Grabó varios discos para la Casa Odeón, dando a uno de ellos el título de «Ribera del Jiloca», con lo cual quiso demostrar que nunca se olvidaba de su querida comarca. Una de las veces que fue invitado al Centro Aragonés, después de interpretar una veintena de tonadas, soltó la siguiente copla:

Un tuerto engañó a San Pedro,
diciéndole que era santo:
pero luego resultó
que era él, «El Tuerto de Abanto».
Una vez en Barcelona, durante veinte años seguidos, se desplazó a Valencia con alguna frecuencia y realizó excursiones por varios pueblos de la provincia, a los que dedicó gran variedad de coplas alusivas. Manuel ganó bastante dinero con la jota, mas gastábalo conforme lo ganaba sin darse cuenta de que al decaer sus facultades cantoras y físicas su final iba a serla vejez unida a la pobreza. Así llegó al año 1939, a partir del cual regresó a su tierra, viéndosele por los pueblos de la ribera del Jiloca, donde se le contrataba modestamente, personándose el abanteño con su ya ajada guitarra y su muy cascada voz. Otras veces organizaba pequeñas rifas o se dedicaba a cantar en los trenes de viajeros del «Central de Aragón», con lo cual iba recogiendo más o menos espléndidas gratificaciones. El «Tuerto de Abanto» ya no era otra cosa que un viejo jotero derrotado.
El que en Calatayud se dio a conocer y en Calatayud se popularizó y comenzó su fama de cantador de jota, a Calatayud fue a morir cuando sin medios para subsistir no le quedó más remedio que ingresar en la Casa de Amparo de Ancianos. El trato que le dieron en este establecimiento benéfico fue excelente. Por eso «El Tuerto de Abanto» no dejó de expresar que en aquel apacible lugar halló la felicidad, y con ella esperó la muerte con serenidad y resignación cristianas. Su fallecimiento ocurrió el día 29 de marzo de 1943, a causa de una nefritis y estando recogido en la Casa-Asilo.

Demetrio Galán Bergua
El libro de la jota aragonesa
Zaragoza · Talleres Tipo Línea
1966 · Páginas 950-951

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